
Los productores rurales de 9 de Julio, en la provincia de Buenos Aires, están enfrentando severos daños debido a las inundaciones ocasionadas por las fuertes lluvias que azotaron la zona entre febrero y marzo. Durante este período, se registraron precipitaciones superiores a los 600 milímetros, lo que ha generado preocupación por el estado de los cultivos y el anegamiento de los caminos rurales.
Con el objetivo de analizar la situación, la Sociedad Rural de 9 de Julio ha convocado a una asamblea de productores que se llevará a cabo este jueves a las 19:30. En este encuentro, se compartirán testimonios de los afectados, se evaluará el impacto de las inundaciones en la producción y se presentarán las gestiones realizadas hasta el momento. También se preparará un documento con los reclamos que se enviará al municipio, encabezado por María José Gentile (PRO).
Por su parte, Patricia Gorza, presidenta de Mujeres de la Ruralidad Argentina, manifestó en su cuenta de Instagram su preocupación por la falta de acción del municipio y la necesidad urgente de maquinaria para realizar trabajos en los campos: "No hay tiempo que perder. Necesitamos las retroexcavadoras, y si no alcanzan, tendremos que contratarlas, como algunos productores ya estamos haciendo", expresó. Además, insistió en que se declare la emergencia agropecuaria y se promueva una mayor comunicación y gestión.
En otras áreas del interior bonaerense, el estado del Río Salado también está generando gran preocupación. Luego de un largo periodo de sequía, las precipitaciones de entre 300 y 400 milímetros que cayeron en pocos días han provocado inundaciones en casi 2 millones de hectáreas. Esta situación ha afectado gravemente a los caminos, cultivos, ganado e infraestructura, especialmente en la región que abarca Laprida, La Madrid, Olavarría, Daireaux y Bolívar.
Según el productor Pablo Ginestet, encargado de un relevamiento para la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), si bien parte del agua ha drenado, todavía persisten grandes cantidades que siguen desplazándose por los arroyos hacia otras localidades como Bolívar, Tapalqué y General Alvear, causando inundaciones adicionales en los márgenes de los cursos de agua.