
El restaurante ubicado en el kilómetro 274 sobre la ruta 2 fue un ícono gastronómico por más de cincuenta años en la ciudad bonaerense de Maipú. Sin embargo, la pandemia golpeó duro y las puertas del lugar debieron cerrarse por falta de circulación de personas.
Tres años después de su cierre, un antiguo cliente reunió a un grupo de amigos y los convenció de comprar el fondo de comercio del restaurante Ama Gozua. Luego de trabajar dos meses para ponerlo a punto, el famoso negocio reabrió sus puertas y volvió a convertirse en la parada obligada de quienes pasan por allí.
Los nuevos dueños decidieron mantener la fachada del lugar y conservar el mobiliario original. Las reformas que se hicieron fueron adentro, pero sólo en una habitación que se utilizaba como depósito. También conservaron la carta de los antiguos dueños, de esta manera, los asiduos comensales seguirían manteniendo vivo el espíritu original del lugar.
No solo conservaron cuestiones estructurales, sino que además convocaron a los familiares de los fundadores para que vuelvan a trabajar en el restaurante. Fue así como Juan Ignacio Ercoreca, nieto de los dueños e histórico mozo de Ama Gozua, retornó a su oficio. También, lo hizo Miguel Ercoreca y su hijo Federico.
Como novedad, el afamado restaurante maipucino agregó un espacio pet friendly. Este consiste en un deck de madera en la vereda para que los clientes puedan ir a comer con sus perros.
En diálogo con Infobonaerenses, Juan Ignacio, gran conocedor de la clientela que frecuenta el restaurante, contó que al lugar llegaron comensales de la talla de Mercedes Sosa, Susana Giménez, Moria Casán y hasta el mismísimo Viggo Mortensen.
En la actualidad Ama Gozua “está abierto desde las 9 de la mañana hasta las 12 de la noche. De las 8 hasta el mediodía para comprar chorizos y luego se abre la cocina”, cuenta Juan Ignacio.
En relación con la carta del lugar, Juan Ignacio detalló lo que se ofrece: lomo de cerdo con papas y huevo frito, milanesa napolitana, matambre casero, picadas, ravioles hechos a mano, rellenos de verdura acompañados con un tuco familiar. Sin embargo, las estrellas de la casa, según resalta el mozo, son “la morcilla o el chorizo con papas y huevo frito”.
Si tuviera que definir a Ama Gozua diría que “es una gastronomía que reúne la simpleza del campo vasco fundida a nuestra pampa”, añade Juan Ignacio.
Manuel Ercoreca había llegado al país en el 1900 proveniente de Bermeo, una localidad con costas y puerto que mira el Golfo de Vizcaya. Guillermo, uno de los hijos del inmigrante vasco, se trasladó a Mar del Plata junto a Evangelina Bilbao, su esposa. La experiencia no fue buena y decidieron trasladarse a Maipú.
Al comienzo, instalaron un almacén con un nombre sin estridencias: Almacén Las Armas. Y luego alquilaron un pequeño local de expendio de comida en la orilla de la Ruta 2. Le daban de comer chorizos a los camioneros que se detenían en el tramo de una ruta que por entonces era de una única mano. Estuvieron un año.
Como el negocio iba bien, el 5 de octubre de 1968 compraron la esquina de enfrente. Le pusieron Mamá Dulce o en euskera, el idioma vasco, Ama Gozua.
Los platos que más se destacaban del lugar era el chorizo de cerdo con papas fritas y dos huevos fritos, o la morcilla criolla con cebolla de verdeo, papas fritas y dos huevos fritos.
Actualmente, luego de un impasse de tres años causados por la pandemia, la Ikurriña, bandera oficial del País Vasco, atada a la Argentina volvió a flamear atada a una de las ventanas del local.
Guillermo Ercoreca y Evangelina Bilbao tuvieron cinco hijos: Guillermo, José, Miguel, Evangelina y Fernando. Como era un negocio familiar, todos de alguna u otra forma colaboraban en el restaurante.
Juan Ignacio contó que el encargado de elaborar los chorizos y las morcillas es Miguel junto a su hijo Federico.
Estos dos pilares de la propuesta gastronómica del lugar cuentan con una receta que los hace únicos. En los chorizos se destaca la poca grasa y la cebolla de verdeo, el único color permitido en el embutido. Y en cuanto a las morcillas, es que son elaboradas ciento por ciento con cerdo.
Mientras se realizaban las tareas para la reapertura del lugar, algunos vecinos curiosos notaban el movimiento y hasta había quienes se atrevían a pasar a ver si podían volver a comer sus platos favoritos. “Algunos camioneros o turistas detenían la marcha de sus vehículos. También alguno que otro se ofendió porque no pudo entrar a comer ya que estaban en obra”, se ríe Juan Ignacio al contarlo.
Se vivió con una locura total la reapertura de Ama Gozua en la ciudad de Maipú. Algunos comerciantes hasta llegaron a ofrecer materiales para la obra que se estaba llevando a cabo. También desde la Municipalidad brindaron su colaboración para que se vuelva a abrir.
Juan Ignacio contó a Infobonaerenses que una semana antes de la reinauguración hicieron una prueba interna de platos para los nuevos dueños, trabajadores y algunos amigos. “Todavía no estaba abierto al público. Sin embargo, una pareja entró y se sentó en una de las mesas”, relata.
Llegado el momento de apertura no hizo falta mucha publicidad más que un posteo en Instagram. “Todo el pueblo estaba ansioso y emocionado por volver a encontrarse en un sitio emblemático para su historia, colmado de recuerdos y sabores inolvidables”, finaliza Juan Ignacio.