
Basada en nuevos paradigmas, la expansión del sector inmobiliario se da a paso firme en nuestro país, de la mano de protagonistas disruptivos. Entre ellos se ubica Roilands Real Estate, que se presenta como un nuevo modelo de negocio que busca transformar emprendedores en verdaderos empresarios de la industria inmobiliaria.
Sebastián Calvente es uno de los creadores de Roilands, la marca que tiene su sede central en el barrio de Núñez, en Ciudad de Buenos Aires. Afirma que su modelo de negocio se sustenta en dos submodelos, un submodelo comercial y un submodelo empresarial. “El modelo comercial es un sistema de multinivel clásico: entre las partes involucradas hay altos niveles de comisionamiento. Es una tendencia en las industrias porque funciona y genera mucha sinergia entre los actores involucrados, no hay mucho nuevo aquí. En donde sí generamos valor agregado real y exclusivo es en nuestro submodelo empresarial”, advierte Calvente.
Según explica, el submodelo empresarial de Roilands tracciona al submodelo comercial y lo hace eficiente y productivo: “En ese sentido nos consideramos punta de lanza. Se trata de hacer lo correcto en el momento correcto. Es nuestra manera de hacer negocios, es la actitud, la mentalidad y la metodología que pondrá en funcionamiento el submodelo comercial”.
Calvente agrega que el submodelo empresarial desarrollado en Roilands tiene cuatro pilares: cultura, procesos, personas y tecnología. “Todo en Roilands tiene sus procesos, sus actividades definidas, con inputs y outputs que alimentan otras actividades hasta llegar al objetivo final de la venta. Y todo con su contenido discursivo definido, con componentes de neurociencia”, se explaya Calvente.
En relación con las personas, dice que se enfocan en dos aspectos: el aspecto del entorno y el emocional y formativo. “Le damos mucha preponderancia a la persona desde su perspectiva humana y empresarial. Hay actividades específicas definidas para desarrollar este aspecto con mentorías individuales y actividades de focus group”, añade.
Asimismo, la tecnología representa un puntal fundamental en la estructura de negocio, según cuenta, ya que la utilizan internamente para agilizar y acortar los procesos de venta y externamente para incorporar al cliente vendedor y comprador al proceso comercial.
“Así, nuestra cultura es una manifestación en el mercado de los otros tres puntos (procesos, personas y tecnología). Nuestra cultura es lo más fuerte que tenemos y se identifica fácilmente en el mercado. De hecho, hemos hecho estudios que demuestran que el cliente puede identificar de manera inequívoca cuándo un asesor es de Roilands y cuándo no”, señala Calvente.
Considera además que el nuevo paradigma del sector inmobiliario se relaciona con la productividad, la eficiencia y la definición de tiempos de venta: “Tanto corredores como clientes vendedores deben poder proyectar sus ventas con tiempos cortos, hay que desmitificar de una vez la creencia de la lenta rotación de la venta de inmuebles. Para esto hay que definir una metodología clara y tener máximo conocimiento de los procesos”.
Y en relación con los nuevos aires que experimenta el sector y la llegada de nuevos jugadores, Calvente también se refirió a la “lucha contra las franquicias” que llevan adelante muchos de los Colegios de Corredores y Martilleros: “Me parece una discusión ridícula, producto de la mediocridad actual del servicio inmobiliario, atenta contra la competencia y buenas prácticas. Como muchas industrias, el mercado de servicios inmobiliarios ha cambiado. Por supuesto que toda operación debe estar supervisada por un corredor matriculado, pero la estructura de las franquicias no atenta contra eso. En nuestro caso, que es un híbrido, porque no somos una marca franquiciable pero sí trabajamos con asesores independientes, lo que hacemos justamente es fomentar la actividad, formarlos como emprendedores y muchos de ellos luego se reciben de corredores y se matriculan”.
Suma que el 75% de los asesores de Roilands se incentivan a estudiar la carrera, se reciben y matriculan. “Estos sistemas fomentan más la actividad que los que se oponen, elevan la vara de la ejecución de los procesos comerciales y alimentan la sana competencia. Esto va en beneficio del consumidor que puede elegir diferentes opciones que van más allá de tener o no una matrícula. Muchas otras industrias se manejan con estos sistemas y mejoraron sensiblemente el servicio medio ofrecido al mercado”, puntualiza Calvente.