La Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) volvió a elaborar una supersopa, alimento emblema de esa casa de estudios, que consiste en una sopa concentrada de alta calidad nutricional y bajo costo compuesta por hortalizas, carne, arroz y arvejas en proporciones adecuadas sin conservantes ni aditivos.
Como parte del programa, la idea es producir, gestionar y coordinar la entrega de este alimento a comedores comunitarios, a través de la venta al costo o a través de particulares, instituciones y empresas que apadrinen o asistan comedores.
La producción estuvo pausada por cinco años debido a la pandemia, el corte del servicio de gas y la renovación de la caldera. Ahora, con estos obstáculos superados, ya se han producido 156 latas de Supersopa, equivalentes a 7.800 porciones, al tiempo que se elaborarán 200 latas de locro. La planta también produce guiso de arroz y sopa de vegetales.
El rector de la UNQ, Alfredo Alfonso, había anunciado la reactivación de la planta frente al Consejo Superior a fines de mayo: “La Universidad no es un espacio aislado de la sociedad. Por eso hemos resuelto, recuperar con la mayor potencia posible la producción de Supersopa, pensando en las necesidades que tenemos en la región. Queremos abastecer con este alimento social con calidad nutritiva especial para que pueda contribuir a los comedores escolares y populares, sobre todo de la provincia de Buenos Aires”.
“El Programa Supersopa se inició en 2002 cuando la UNQ recibió maquinarias pertenecientes al Mercado Central de Buenos Aires para ser utilizadas con fines educativos. Se avanzó con el montaje de una planta industrial en la misma Universidad, en un edificio reciclado especialmente. El Programa Supersopa surgió entonces de combinar factores educativos, productivos y sociales para brindar un producto que contribuya a mejorar las condiciones alimentarias de la población”, cuentan desde la alta casa de estudios.
A lo largo de más de dos décadas de historia, la Supersopa se ha distribuido en Argentina y ha viajado como producto o transferencia tecnológica a países como Haití, Angola, Mozambique, Dinarmarca, Chile y la República Democrática de Congo.
Además, se brinda el asesoramiento para la Transferencia Tecnológica de la planta a aquellos interesados en replicar el programa en diversos puntos del país.
El alimento se almacena en latas con una capacidad de 4 litros. Los envases se encuentran en condiciones de esterilidad comercial, es decir los microorganismos no afectan al alimento ni al consumidor final, por lo que la sopa se puede conservar hasta por un período de dos años. Además, de cada lata pueden obtenerse hasta 50 raciones, y las de locro y guiso rinden 24 raciones.
Anahí Cuellas, directora de la Planta Elaboradora de Alimentos Supersopa, agregó: “El propósito inicial fue ofrecer un producto que mejorara las condiciones alimentarias regionales. Actualmente, y a diferencia de 2002, nos encontramos con una situación aún peor de inseguridad alimentaria, donde 6 de cada 10 argentinas y argentinos están bajo la línea de pobreza. En este contexto, la producción de Supersopa responde directamente a las crecientes necesidades nutricionales y representa una expresión concreta de la contribución de la Universidad a la sociedad”.
En tanto, el próximo 10 de julio se realizará un locro abierto a la comunidad universitaria y vecinal para celebrar la vuelta del producto insignia de la Universidad.