Un procedimiento vial aplicado a la salida de una jineteada en Coronel Suárez desató una fuerte controversia local y provincial. El foco estuvo puesto en los controles de alcoholemia, cuestionados por vecinos, organizadores y por el intendente Ricardo Moccero, quien consideró inapropiada la decisión policial.
El operativo se realizó durante el fin de semana del 6 y 7 de diciembre en Pueblo Santa María, tras un evento organizado por el Club El Progreso. Según relataron asistentes, el accionar provocó demoras, embotellamientos y un clima de tensión en una zona rural con alto flujo vehicular.
Las críticas se intensificaron luego de una reunión entre autoridades municipales, instituciones locales y habitantes de la colonia. Allí, Ricardo Moccero, intendente del distrito, avaló el enojo expresado por la comunidad y calificó el procedimiento como “ridículo” por haberse realizado en plena tarde.
El jefe comunal sostuvo que la aplicación estricta de la normativa no contempló el contexto cultural del encuentro. En declaraciones citadas por La Voz del Orden, afirmó que “los gauchos obviamente no van a tomar jugo”, en alusión a las costumbres arraigadas en este tipo de celebraciones.
La polémica escaló cuando Ricardo Moccero confirmó haber solicitado a la provincia de Buenos Aires la separación del cargo del teniente Martín Guevara, responsable de la comisaría local. El planteo se basó en que la orden del operativo no habría sido consensuada con el Gobierno municipal.
Según publicaron medios locales, el intendente remarcó que la conducción política del distrito le correspondía a la autoridad electa y cuestionó la falta de coordinación institucional. El reclamo abrió un debate interno sobre los límites de acción de la Policía en eventos comunitarios.
El episodio reavivó la discusión sobre la implementación de la Ley de Alcohol Cero en celebraciones tradicionales. Mientras sectores oficiales defendieron la prevención vial, organizadores y vecinos reclamaron criterios diferenciados que contemplen horarios, lugares y características culturales.
El caso trascendió el ámbito local y volvió a exponer la tensión entre seguridad, costumbres y autonomía municipal. En ese cruce, la fiesta gaucha terminó convertida en un escenario inesperado de debate político e institucional.