De pronto, en pocas horas, la Villa Epecuén quedó cubierta por tres metros de agua, dejando sumergidos 64 años de rica historia, como una especie de Atlántida en el siglo XX. Una inundación de la que ahora se cumplen 40 años y que en la provincia de Buenos Aires será difícil de olvidar.
Aunque muchos no lo querían ver, la inundación de Epecuén de 1985 fue una tragedia anunciada. En 1985 -recuerda Gastón Partarrieu, periodista e historiador en su libro “Epecuén, lo que el agua se llevó”- en la región cayeron más de 1250 milímetros y solo más de 500 entre septiembre y noviembre.
La inundación tan temida
En los últimos años las lluvias habían hecho subir la altura del agua de la laguna al punto que se levantó un terraplén de contención -una especie de barricada con la altura de un edificio de dos pisos- que, dijeron, iba a ser suficiente para proteger a la villa de cualquier crecida. Error.
Durante días había llovido intensamente en la cuenca superior. Y la noche del sábado 9 de noviembre llegó con una sudestada que hizo temblar a los vidrios de todas las casas.