El anuncio del Gobierno Nacional sobre un nuevo acuerdo comercial y de inversiones con Estados Unidos generó inmediatas reacciones. Mientras entidades empresarias como la Sociedad Rural Argentina lo celebraron, especialistas en relaciones internacionales y funcionarios provinciales salieron a marcar fuertes reparos. Entre ellos, el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, quien ayer recibió al vicegobernador de la provincia china de Shandong, Zhang Haibo.
Bianco calificó el entendimiento como “el pacto económico-comercial más desigual desde el Pacto Roca-Runciman”, al señalar que el texto “incluye 15 obligaciones para la Argentina y solo 2 para Estados Unidos”. Según explicó, Washington exige la liberalización para productos que exporta tradicionalmente al país —como medicamentos, maquinaria, tecnología y vehículos— mientras que ofrece a cambio una apertura acotada para “ciertos recursos naturales indisponibles” y “algunos insumos farmacéuticos no patentados”, sin precisiones sobre su alcance. “No hay detalle de qué bienes son, qué volúmenes implican ni bajo qué criterios se los clasifica”, cuestionó.
El ministro también remarcó que Estados Unidos mantiene los aranceles al acero y al aluminio argentino, al tiempo que demanda modificaciones regulatorias internas: eliminación de licencias, cambios en procedimientos aduaneros y reconocimiento de certificaciones emitidas por el propio país norteamericano. “La carga de la adaptación recae completamente de un solo lado”, sostuvo.
Además del contenido, Bianco objetó la forma en que se llevó adelante la negociación. Señaló que el proceso se realizó “sin estudios de impacto, sin intervención del Congreso, sin consultas a los sectores productivos y sin participación de las provincias”. Frente a ese escenario, instó a “construir una inserción internacional distinta, basada en el interés nacional y en la defensa de las capacidades productivas locales”.