
Villa Lía es uno de esos lugares que parecen detenidos en el tiempo. Ubicado en plena llanura bonaerense, este pequeño poblado de poco más de mil habitantes conserva intactas sus raíces criollas, con calles de tierra, casas bajas y una profunda identidad ligada al trabajo del campo y la tradición gauchesca. Es un destino ideal para quienes buscan alejarse del turismo masivo y reencontrarse con lo esencial.
Uno de los mayores encantos de Villa Lía es su ambiente auténtico. Allí se puede visitar una pulpería de fines del siglo XIX —la famosa Pulpería de Miravé—, que aún conserva sus estanterías de madera, mostrador de estaño y las historias de generaciones enteras que pasaron por allí. También es común cruzarse con vecinos a caballo, que mantienen vivas las costumbres rurales sin necesidad de un espectáculo turístico armado.
El pueblo cuenta con varias estancias turísticas que ofrecen experiencias completas: desde almuerzos campestres hasta cabalgatas por los alrededores y participación en tareas rurales. En algunas fechas clave del año, como en septiembre, se celebran fiestas populares donde no faltan las jineteadas, la música folklórica y las danzas tradicionales, en un clima familiar y genuino.
Villa Lía no busca impresionar: simplemente invita a bajar un cambio. Es un destino ideal para una escapada de fin de semana desde Buenos Aires, donde el silencio, los cielos estrellados y la calidez de su gente ofrecen una forma distinta —y muy necesaria— de hacer turismo.