
En Monte Grande, la compra y venta de cabello natural se volvió una tendencia que crece al ritmo de la crisis económica. Lo que antes ocurría en pocas peluquerías ahora se expandió a grupos de redes sociales, donde compradores ofrecen pagar sumas que van desde los $100.000 hasta los $350.000, según el largo, la salud y el color del pelo.
Las publicaciones abundan en Facebook y ofrecen incluso cortes a domicilio, un fenómeno impensado hasta hace poco. El cabello más buscado es el rubio virgen de más de sesenta centímetros, aunque el castaño largo y sano también cotiza bien, con valores que rondan los $200.000.
Según un informe de El Diario Sur, los anuncios de compra de cabello se multiplicaron en los grupos de compraventa locales. Lo que antes parecía una práctica de nicho se convirtió en un mercado informal con compradores que muchas veces no explican el destino del producto.
En plataformas como Mercado Libre, las extensiones naturales se venden desde $80.000. Una cortina de cincuenta centímetros puede superar los $500.000, y las de ochenta centímetros llegan a valer más de un millón de pesos.
El peluquero Ariel Fiorioli, dueño del salón Ariel de las Heras, ubicado sobre Hipólito Yrigoyen 115, confirmó que también compra cabello. “Hace años lo hacemos, incluso tenemos un cartel en la puerta. Mientras el pelo esté en condiciones, se compra”, señaló en diálogo con El Diario Sur.
Fiorioli explicó que el cabello se entrega luego a un proveedor que lo somete a un proceso de cardado, en el que se descartan los cabellos cortos y se conserva solo el largo y sano. “Ahí se pierde entre un 40% y un 50% del volumen. Para que sirva en extensiones tiene que medir al menos cuarenta centímetros útiles”, detalló.
La falta de regulación impulsa que muchas transacciones se realicen entre particulares y sin intermediarios. “Hoy la gente lo ve como una oportunidad de ingreso rápido. Se cortan el pelo corto y se llevan unos pesos, que en este contexto hacen la diferencia”, reconoció Fiorioli.
El profesional advirtió, sin embargo, que comprar cabello sin conocimiento técnico puede ser riesgoso. “Si no sabés del tratamiento que necesita, podés terminar pagando por algo que no sirve”, advirtió.
El destino principal del cabello comprado es la industria de las extensiones capilares, donde se fabrica material para pelucas, cortinas y postizos. También se exporta a países como Estados Unidos, Italia, España o China, donde el mercado de las pelucas naturales mueve millones de dólares.
En algunos casos, el cabello se utiliza con fines médicos —como prótesis para personas en tratamiento oncológico— o en actividades artísticas y cinematográficas. Pero el negocio más rentable sigue siendo el de la estética y la moda.
En Monte Grande, la compraventa de cabello resume una escena repetida en tiempos difíciles: la reinvención de los recursos personales ante la necesidad. Lo que alguna vez fue un rasgo de vanidad hoy es, para muchas vecinas, una forma de ingreso que alivia el bolsillo y refleja una economía que obliga a cortar por lo sano.