
La industria panadera de la provincia de Buenos Aires atraviesa una de las peores crisis de las últimas décadas. Según la Cámara de Industriales Panaderos (CIPAN), desde el inicio del gobierno de Javier Milei cerraron 620 locales, mientras que el consumo de pan se redujo a la mitad en apenas un año y medio.
El presidente del Centro de Panaderos de Merlo y referente de la CIPAN, Martín Pinto, describió un panorama alarmante. “La industria opera muy por debajo de su capacidad instalada”, señaló al explicar que las ventas cayeron en un 85% en relación a años anteriores.
El dirigente panadero aseguró que la caída en el consumo impactó de lleno en la venta de productos básicos. “El consumo de pan, un alimento esencial en la mesa de las familias argentinas, cayó un 50% en el último año y medio. Ya ni siquiera se venden las facturas del día anterior, con un 50% de descuento”, advirtió Pinto.
El referente de la CIPAN también explicó que muchos hogares optaron por elaborar pan en sus casas para ahorrar. “La gente empezó a hacerse su propio pan porque usa esa plata para comprar leche o carne”, comentó.
El kilo de pan en territorio bonaerense se ubica en promedio por encima de los $3000, mientras que la docena de facturas parte de los $9000. En el sector estiman nuevos incrementos en los próximos meses, lo que podría profundizar la caída en la demanda y acelerar el cierre de más locales.
Los panaderos bonaerenses no solo advierten sobre la caída en el consumo, sino también sobre el impacto en la cadena de valor, desde proveedores de harina hasta empleados de las panaderías que enfrentan la amenaza de perder sus puestos de trabajo.
La CIPAN reiteró la necesidad de medidas urgentes para evitar que continúe la ola de cierres en una actividad que históricamente fue motor de empleo en los barrios del conurbano y del interior de la provincia.