
Lo que debía ser una noche de fútbol internacional en el estadio Libertadores de América terminó en un escándalo. El encuentro entre Independiente y la Universidad de Chile por los octavos de final de la Copa Sudamericana fue suspendido luego de que se desatara una violenta batalla campal en las tribunas.
Los incidentes comenzaron en la segunda mitad, cuando un grupo de hinchas chilenos arrojó objetos desde la tribuna Pavoni Alta hacia el sector inferior, ocupado por simpatizantes del “Rojo”. La tensión escaló rápidamente: algunos hinchas debieron refugiarse bajo los techos de las gradas, mientras otros invadieron el campo de juego en busca de protección.
A pesar de los reiterados pedidos por altoparlantes para que los seguidores visitantes desalojaran el estadio, la violencia no cesó. La Policía brilló por su ausencia y la barra brava local reaccionó con agresiones y corridas, lo que derivó en una escena caótica. Incluso, dos hinchas de la U. de Chile se arrojaron al vacío desde la parte alta de la tribuna para escapar de los ataques.
El árbitro interrumpió el encuentro en el minuto 48, con el marcador 1-1, y minutos más tarde la Conmebol oficializó la suspensión definitiva. Según se informó, al menos diez personas resultaron heridas y hubo 90 detenidos.
El futuro de la serie y las posibles sanciones recaerán ahora en el tribunal disciplinario de la Confederación Sudamericana, que deberá definir cómo continúa la competencia y qué medidas se tomarán contra los clubes involucrados.