
El peronismo de la Séptima sección electoral bonaerense se ilusiona con repetir el resultado de 2005, cuando logró su único triunfo en elecciones legislativas de medio término. Desde entonces, no volvió a imponerse en ese distrito estratégico del centro de la provincia de Buenos Aires.
En aquellos comicios, los senadores José Eseverri, Mariel Urruti y Alfredo Sivero alcanzaron el 39,52 % de los votos con la boleta del kirchnerismo conducido por el entonces presidente Néstor Kirchner. Esa fue la única ocasión en la que el espacio logró quedarse con dos bancas en la Cámara alta bonaerense en una elección intermedia.
Desde 2005, el peronismo no volvió a ganar una elección de medio término en la Séptima sección. En 2009, en medio del conflicto con el campo, el espacio quedó tercero, detrás del Acuerdo Cívico y Social y el denarvaísmo. En 2013, el nacimiento del Frente Renovador de Sergio Massa desplazó al kirchnerismo, que obtuvo apenas el 28,95 %.
Cuatro años más tarde, en 2017, Juntos por el Cambio ganó con el 51 % de los votos, mientras que el peronismo apenas alcanzó el 26 % y el massismo, en ese entonces fuera del espacio K, obtuvo el 12,2 %. En 2021, el actual Unión por la Patria logró colocar a Eduardo “Bali” Bucca como senador por un margen ajustado: superó por menos de mil votos el 33,33 % necesario para acceder a una banca.
El motivo por el cual el peronismo vuelve a soñar con un resultado favorable en 2025 se basa en el control territorial. Actualmente, gobierna los dos distritos más poblados de la región, Olavarría y Azul, además de Bolívar, uno de los tres municipios de peso intermedio, y los más pequeños Roque Pérez y Tapalqué.
Con este panorama, el peronismo buscará consolidar su base en esos cinco distritos, mientras apuesta a tener buen desempeño en los tres municipios restantes que hoy están en manos opositoras. Además, confían en que la fragmentación del voto en los sectores no peronistas pueda jugar a su favor.
La dirigencia local considera que el contexto actual es más favorable que en anteriores comicios, cuando no lograron imponerse pese a buenos desempeños individuales. La articulación entre los intendentes de la región, unida a una estrategia común y territorializada, busca revertir la tendencia adversa de los últimos veinte años.
Las elecciones de medio término en la provincia siempre fueron una prueba difícil para el peronismo en distritos donde el radicalismo y el PRO han sabido construir poder territorial. En esta oportunidad, la fortaleza en gobiernos locales y la posibilidad de que la oposición no logre unificarse completamente en la oferta electoral abren una ventana de oportunidad.