
La crisis sanitaria golpeó con fuerza a la provincia de Buenos Aires: según el ministro de Salud, Nicolás Kreplak, la atención en hospitales públicos creció un 20% ante la pérdida de cobertura médica y el aumento de los copagos.
El funcionario aseguró que el sistema sanitario bonaerense está “al límite” por el impacto de las políticas del presidente Javier Milei. En declaraciones al canal C5N, Kreplak explicó que “la gente se queda sin obra social o no puede pagar los copagos, y entonces va al hospital público. Tuvimos un aumento del 20% en la demanda. Es muchísimo”.
El ministro de Salud denunció que el ajuste implementado por el Gobierno nacional afecta tanto a la capacidad operativa como al acceso de la población a servicios esenciales. “Están haciendo un ajuste tremendo en cosas que no se pueden ajustar. La demanda en salud es inelástica. La gente se enferma igual”, sostuvo.
A su vez, detalló que la saturación no es sólo en el sector público: “Hay obras sociales colapsadas, hospitales públicos desbordados, programas nacionales cerrados o incumplidos, e insumos básicos que no llegan”. Y sentenció: “Esto es una bomba que todos los días nos explota. Ponen en riesgo la salud de toda la población”.
Según Kreplak, la caída de programas federales agrava la situación sanitaria. Indicó que “faltan preservativos, medicamentos para VIH, vacunas. El programa Remediar está virtualmente paralizado. Hay menos campañas sanitarias. Y así reaparecen enfermedades como el sarampión o la hepatitis A”.
Además, responsabilizó directamente al Gobierno nacional por el deterioro de la cobertura: “Somos las provincias las que absorbemos las responsabilidades de Milei. Hacemos todo lo que podemos, pero se deteriora la salud de la gente”.
La denuncia coincide con informes recientes de instituciones médicas que advierten por la sobrecarga del sistema público en contextos de crisis económica. La pérdida de cobertura de obras sociales y prepagas suele derivar en un giro masivo hacia hospitales provinciales y municipales, que deben responder sin apoyo presupuestario adicional.
El impacto sanitario se inscribe en una situación económica crítica: la recesión, el desempleo y la inflación redujeron el acceso a servicios privados. Según datos oficiales, la pérdida de empleos registrados se traduce también en una caída de afiliaciones a obras sociales.
En ese escenario, los hospitales públicos funcionan como única vía de acceso para millones de personas. El incremento del 20% en la demanda, como advirtió Kreplak, tensiona aún más los recursos disponibles, en un contexto de recortes en transferencias nacionales.
Ante el colapso, el Gobierno de la provincia de Buenos Aires redirige fondos propios para sostener la atención, aunque reconoce que no alcanza. “Lo que hacés es empeorar la salud de la gente”, lamentó el ministro.
El panorama a corto plazo no ofrece alivio: los efectos del ajuste se sienten con mayor crudeza en los sectores más vulnerables. La reducción en campañas de prevención y entrega de medicamentos pone en riesgo décadas de avances en salud pública.
Frente a esta situación, desde el Ministerio de Salud bonaerense insistieron en la necesidad de restituir programas nacionales, normalizar la provisión de insumos esenciales y garantizar el financiamiento del sistema público, que hoy opera al borde de su capacidad.