
El bloque Unión por la Patria afrontó un revés político clave luego de que el espacio Unión, Renovación y Fe, habitual aliado en la Cámara de Diputados bonaerense, anunciara su rechazo al proyecto de Luis Vivona que habilita la reelección indefinida para cargos legislativos y municipales. La media sanción obtenida en el Senado quedó en suspenso.
Con solo horas de diferencia respecto al empate en la Cámara Alta —resuelto por el voto doble de la presidenta Verónica Magario—, comenzó el tradicional poroteo para medir las chances del oficialismo en Diputados. Allí, el clima es mucho menos alentador para el cristinismo.
El grupo comandado por Gustavo Cuervo, con nueve bancas clave, comunicó públicamente su decisión de no acompañar la iniciativa. Lo hizo mediante un documento donde plantea duras críticas al momento y contenido de la propuesta, que calificó como “un grave precedente institucional”.
El comunicado del bloque también dejó claro que no quieren ser parte de una interna ajena: “No vamos a prestar conformidad a este tratamiento ni ser parte de la resolución de la interna de un espacio al que no pertenecemos”, afirmaron en alusión directa al kirchnerismo.
Asimismo, el texto remarca que “alterar las reglas del juego en plena recta final del calendario electoral vulnera principios fundamentales” de una democracia saludable. Y agregaron que la ciudadanía espera que se prioricen “los verdaderos problemas de los bonaerenses”.
El rechazo libertario se vuelve aún más significativo considerando que dos de los tres senadores del mismo sector —Carlos Kikuchi y Sergio Vargas— votaron a favor del proyecto en la Cámara Alta. La única que se opuso fue Silvana Ventura, lo que evidencia fisuras internas.
Con la posibilidad de que el Frente Renovador tampoco acompañe, la situación para Unión por la Patria se torna más compleja. Las nueve bancas de ese espacio, entre ellas las de Rubén Eslaiman, Carlos Puglelli y María Fernanda Bevilacqua, quedarían fuera del conteo oficialista.
A ello se suma la probable ausencia o rechazo de Lucía Klug, del frente Patria Grande, y la posible reticencia de sectores del peronismo independiente. Con un piso de 26 votos propios, el oficialismo necesitaría sumar diecinueve más para llegar al número mágico de 47.
Los números no cierran. Las bancadas del PRO, UCR, Coalición Cívica, La Libertad Avanza, Acuerdo Cívico UCR-GEN y Frente de Izquierda ya anticiparon su rechazo. Incluso el apoyo de eventuales “díscolos” como Silvina Vaccarezza resulta incierto.
Aunque existan maniobras de negociación por ausencias o abstenciones, el objetivo de alcanzar la mayoría aparece cada vez más lejano. Por eso, desde la presidencia de la Cámara —a cargo de Alexis Guerrera— dieron marcha atrás con la idea de sesionar el próximo jueves 3 de julio.
El proyecto, que buscaba tomar estado parlamentario para iniciar su paso por comisiones, quedó así en pausa. Una señal clara de que el oficialismo no logra garantizar los apoyos necesarios ni entre sus aliados naturales.
La reelección indefinida, una demanda sostenida por sectores del cristinismo en Buenos Aires, choca con resistencias tanto ideológicas como estratégicas. La falta de consenso amenaza con sepultar la iniciativa antes de que llegue al recinto.