
La ciudad de Necochea vivió una semana marcada por un inédito número de avistajes de la Ballena Franca Austral, fenómeno que suele asociarse a la Patagonia pero que crece año a año en esta localidad bonaerense. La posibilidad de observarlas desde la costa despertó fuerte interés turístico.
Vecinos y turistas celebraron una seguidilla de apariciones entre la escollera sur y la ribera de Quequén. “Un espectáculo natural imperdible”, señalaron desde la Secretaría de Turismo y Desarrollo Productivo local, que viene promoviendo el avistaje como una experiencia destacada de temporada baja.
La gran ventaja que ofrece Necochea frente a otros destinos de ecoturismo es la accesibilidad del avistaje. Sin necesidad de embarcarse, residentes y visitantes pueden observar los saltos, las colas y hasta las crías desde la playa misma.
Para fortalecer esta propuesta, la comuna puso en marcha el “Corredor de Avistaje de Ballenas”, un proyecto que incluye miradores estratégicos, paneles explicativos, pantallas interactivas y códigos QR. La iniciativa apunta a consolidar a la ciudad como destino emergente de turismo de naturaleza.
Esta reconfiguración del paisaje costero busca ofrecer información clara sobre la Ballena Franca Austral, sus ciclos migratorios y el impacto ambiental. También promueve prácticas de turismo responsable, evitando la invasión del hábitat marino.
Además, las autoridades locales comenzaron a trabajar en la regulación de embarcaciones turísticas. El objetivo es asegurar que toda actividad náutica cumpla con los criterios de protección y no altere el comportamiento de los cetáceos.
El fenómeno trajo consigo efectos económicos positivos. Durante junio, hotelería, gastronomía y comercios locales reportaron un incremento sostenido en la afluencia turística. El flujo de visitantes, que antes se limitaba a la temporada estival, se extendió al invierno.
Desde la Municipalidad de Necochea informaron que “el crecimiento del avistaje permitió diversificar la oferta turística, generar empleos y dinamizar la economía local incluso en los meses de menor movimiento”.
A su vez, aumentó el interés de universidades, biólogos y ONGs por estudiar el comportamiento de estas ballenas en aguas bonaerenses, hasta hace poco consideradas periféricas en su ruta migratoria.
El auge del avistaje no solo fortalece al sector turístico, sino que también abre una oportunidad para fomentar la conciencia ambiental. Diversas actividades educativas comenzaron a desarrollarse en escuelas y centros culturales.
El desafío ahora es mantener el equilibrio entre desarrollo económico y respeto por el entorno marino. Según remarcan los especialistas, el futuro del fenómeno dependerá de una planificación turística sostenida, informada y comprometida con la preservación de la fauna.
Necochea, así, se consolida como un nuevo punto de encuentro entre la naturaleza salvaje y el turismo sustentable, con las ballenas como protagonistas de un espectáculo que, esta vez, se vive desde la orilla.