
Luego de que desde el Ministerio de Desregulación informaran que analizan “nuevas modalidades que convivan con los Colegios profesionales tradicionales para que existan diferentes opciones en el mercado”, diversas voces de peso hicieron saber su postura.
Entre ellos estuvo el diputado de La Libertad Avanza Bertie Benegas Lynch, quien se manifestó a favor de una posible desregulación inmobiliaria. “¿Sabían del escándalo de los Colegios Inmobiliarios? Inaceptables mercados cautivos, controles y regulaciones peores que las que Maduro aplica para el mismo rubro e inspecciones soviéticas para mantener cotos de caza”, indicó a través de su cuenta de X.
Asimismo, Benegas Lynch se hizo eco de las declaraciones de Jorge Amoreo Casotti, director de Innovación de la Cámara Inmobiliaria Argentina (CIA), quien afirmó: “La dictadura de 1973, con la Ley 20.266, dio lugar a convertir una actividad comercial, por decreto, en una maraña de rituales innecesarios delegados a las provincias y que configuran barreras artificiales de acceso al mercado inmobiliario inadmisibles”. Casotti ha advertido que, durante décadas, el mercado inmobiliario argentino ha estado secuestrado por regulaciones arcaicas que restringen la competencia, encarecen los costos y limitan el acceso a la profesión.
“La exigencia de matrícula obligatoria, la intervención de colegios profesionales monopolizados y la imposición de honorarios regulados no han servido para garantizar una mejor calidad de servicio, sino para consolidar un mercado cautivo, dominado por intereses corporativos y estatales o pseudo aventuras políticas de los auto-denominados referentes institucionales, que rara vez aportan valor real a la industria, sin mencionar otros aspectos macabros, como ser que todo el andamiaje regulatorio encuentra su origen en contextos de una dictadura militar que ya nada tiene que ver con la realidad actual”, señaló Casotti.
A partir de su apoyo a la desregulación, Benegas Lynch se cruzó incluso con otros usuarios de X. Uno de ellos le dijo: “Los que buscan la ‘desregulación’ son los ‘muestra casas’. El resto brindamos más servicios a cambio. Y justificamos los honorarios con la seguridad jurídica del acto”. En ese sentido, el diputado advirtió: “Si los Colegios inmobiliarios dan buen servicio, nada tienen que temer respecto de los que denominás despectivamente ‘muestra-casas’. Si no aportan valor, no hay nada que temer. Un buen verdulero se ríe del competidor que vende tomates podridos. Lo que creo quieren es cazar en el zoológico”.
A su vez, Benegas Lynch consideró que una desregulación del sector inmobiliario “cambiaría sustancialmente la competencia, la baja de costos y los beneficios para ambas partes de las operaciones”. Y agregó: “La clave es reconocer las distorsiones del Estado en el mercado. Para mejorarlo, hay que sacar toda intermediación o política del Estado en las transacciones privadas. Ahora bien, ¿cuándo le llega la hora al privilegio?, será un tema de prioridades”.
En ese sentido, coincidió con los puntos planteados por Casotti: el fin del monopolio de los Colegios Profesionales, la eliminación del título universitario obligatorio (“la meritocracia por sobre la burocracia”), el fin de las restricciones territoriales (“un mercado sin fronteras” en el que un profesional pueda operar libremente en cualquier parte del país sin necesidad de trámites innecesarios), la derogación de sanciones por ejercicio sin matrícula (“el mercado como único juez”) y el fin de los honorarios regulados.
“Los aranceles mínimos y máximos, así como también los honorarios fijos son una forma de control de precios y son una trampa para los consumidores y una protección artificial para quienes ya están establecidos en el mercado. Si el Estado no fija el precio del tomate, ¿por qué debería fijar el precio del corretaje o los remates? Con la reforma, los honorarios serían pactados libremente entre las partes, permitiendo que la competencia reduzca costos y mejore la calidad del servicio. La eficiencia reemplazaría a la regulación”, subrayó Casotti.
Lo cierto es que el apoyo de Benegas Lynch a la desregulación inmobiliaria es leída en el sector como una suerte de acelerador en plena transformación de la industria.